Mis pequeñas cosas

Mi foto
Fotos, pensamientos, canciones, fragmentos y momentos. Vida.

lunes, 16 de junio de 2025

Sensaciones y sentimientos, mientras el tiempo pasa.

 
Hace ya un año que entraba a este espacio para recordarme su existencia, para visitarme en los instantes de retrospectivos pensamientos y emociones. Decía que no entraba asiduamente, pero que linda sensación encontrarme con lo propio. 

Cómo la vida nos arrastra, o mejor expresarme en primera persona. Como a veces siento que la vida me arrastra, o me dejo arrastrar... cómo transcurre el tiempo y a veces me quedo atónita mirando el camino detrás de mis pies. ¿En qué momento se me escurren los instantes?

Pero no es en igual medida el cúmulo de sentimientos y emociones que se van quedando en esas huellas. siento que son tantas.... tantas y a veces tan pesadas.

Últimamente no me siento identificada con la alegría. Muy por el contrario es la tristeza la que habita mis días. Tristeza' o Melancolía? o desazón?, o frustración? 


Creo que un poco de cada una. Pero la frustración es quizás la que me pesa más. 

Imaginaba otras circunstancias en estos momentos de mi vida. Qué imaginaba. Quizás tranquilidad, paz y disfrutar del tiempo pasando, pero dejándome con esas pequeñas felicidades que se sienten cuando se hace y se vive conforme al deseo. 

Quiero hacer un inventario, o tal vez más sencillamente distribuir en una balanza imaginaria, a modo de las listitas de autoayuda que se suelen sugerir para evaluar los momentos gratos y los no tan gratos, que nos suceden. 


Y bueno, me dispongo acá sentada, frente a la pc, tacita de café a mi lado, estufita abrigando el hogar y el alma, tres gatitos que siento me sostienen en el día a día y cuando no tengo ganas ni de levantarme a mirar por la ventana (con lo que me gusta mirar el mundo desde mi ventana).

Pienso y acomodo ordenadamente en mi balanza imaginaria. Que tengo, que he logrado? Tengo un departamentito, que amo en cada uno de sus metros cuadrados, porque es parte de mi vida, fruto de mi esfuerzo, testito mudo de infinidad de hermosos momentos, y también de grandes angustias y soledades. TEngo todas las cosas materiales que he podido ir teniendo y hacen al confort cotidiano. Tengo un autito que me traslada y facilita el recorrido diario en la ciudad. 

Todo esto material. Es lo más importante. Ni ahí. Es solo una partecita. Quizás enunciado todo en primer lugar, porque seamos honestos, no es sin importancia poder tener esto. Es lo que me permite tener un lugar de partida y regreso en cada uno de mis días. 

Dinero? puf... en este momento de mi vida, ya jubilada y con una pensión... la verdad no es lo que me sobra. Es más, me falta. No alcanza. Y no llevo una vida de lujos, por el contrario. Todo es muy medido. 

Pero dejemos lo material, que aunque es una seguridad y tranquilidad, no es lo más importante. Porque lo más importante viene a ser, precisamente, lo que me anda faltando en estos tiempos. Sentir paz, sentir alegría de vivir, sentir emoción  en las cosas que se encaran. 

Qué es lo que tengo más allá de ese pequeño enunciado material? Tengo el amor que me acompaña, el amor elegido de adultos, cuando ambos ya enfrentamos frustraciones, decepciones, cuando ya vivimos otras historias, vivencias que se truncaron. Cuando ambos transitamos ya diferentes situaciones de apremios económicos, y momentos más prósperos. 

Tengo el amor elegido, aún sabiendo que a nuestra edad ya estamos prácticamente hechos, donde ya no nos amoldamos fácilmente a las circunstancias, a las manías de otro. Nos cuesta más acomodarnos en el día a día, de esas pequeñas cosas que nos desorganizan la rutina: donde dejar el tohallón, las migas por la casa, los vasos o las botellas que quedan fuera de lugar, el orden para cocinar y manejar los pequeños espacios que disponemos, acomodarnos a los horarios que las nuevas rutinas nos imponen. 

Una enunciación de las pequeñas batallas cotidianas de convivir ya adultos avanzados, pero aún jóvenes,  con toda una vida recorrida (pero aún con mucha vida por delante -lo esperable en mi deseo-) 

Tengo el amor elegido y esperado. Ese amor tranquilo, pero que siempre despierta la emoción del día por venir. El amor que cobija, que sostiene, que abraza. El amor que es compañía, estabilidad, seguridad de saberme también elegida. 

Tengo también el amor de mis tres gatis. Tres bellecitas que adoptamos, en tres momentos diferentes. Cada uno a su manera son la alegría de la casa, las garritas sonando como campanitas en el suelo. Las garritas marcadas en algún tapizado, en alguna silla. Los juguetitos dando vueltas por la casa, pelotitas rebotando en las paredes. Los pelitos por todos lados. Pegados en la ropa, en el acolchado, en las pelusas que se juntan en cada barrida diaria (claramente más de una por día) Amores gatos que siempre están y me acompañan, en cada uno de los momentos de alegría, y también en cada una de mis lágrimas. Amores gatos que me sostienen, que le dan sentido a mi vida, cuando siento agobio y cansancio, cuando ya nada parece tener sentido. Que es la sensación que más me habita y me invade en estos tiempos. 

Pasó un año de la vez anterior, que anduve por mi propio espacio. Y que pasó que transurrieron más de 365 días, que ahora parece me hubieran pasado por encima.

Bueno, una grande fue aquel momento, casualmente por aquellos días de mi última escritura en este blog. Veníamos del partque, de un paseo corto, de un rato de sol en un día fresco de fin de otoño, y pasamos por un local cerrado, persiana baja, y cartel de "se alquila". Tomamos nota del teléfono y llamamos en la semana. Todo parecía estar puesto allí para nosotros, porque habitualmente no volvíamos por el camino que ese día decidimos hacer. Llamamos, y a los pocos días estábamos firmando el contrato para mudar el taller de carpintería que Delfor tenía en la provincia, y en el cual yo estoy trabajando desde que me jubilé. Mudamos la carpintería a cuatro cuadras de casa. Una maravilla que nos permite circunscribirnos al barrio y la comodidad de dejar de viajar tanto cada día. 

La mudanza nos llenó de alegría. El trabajo se incrementaría porque la ubicación del local es excelente. Plena zona comercial de nuestro barrio y frente a la estación de tren. Lugar súper transitado. 

Claramente el trabajo fue creciendo, pero junto a este crecimiento, se incrementaron nuestras horas de laborales, y en muchas ocasiones en detrimento de nuestro tiempo compartido juntos, de nuestros tiempos de ocio y de disfrute. Económicamente? bueno, ojalá se hubiera engrosado nuestro haber en forma proporcional al incremento laboral. Pero no, la seguimos remando día a día. No puedo decir que estamos padeciendo hambre y necesidades, pero nos manejamos con lo justo, muy justo, y haciendo equilibrios y combinaciones tipo tetris, para poder solventar costos. Ganancia económica, aún poca. Ganancia de realización, mucha, porque trabajamos en lo propio, creando y recreando. 

Así empezaba el largo año que transcurrió desde aquel momento hasta el hoy. Y qué más entonces que haya cambiado la disponibilidad de tiempos, y las rutinas a las que estábamos acostumbrados?


Eramos nosotros dos y los tres gatunos. Y ahora somos los mismos más un humano más. Un humano de 21 años, al hijo de Delfor, que vino a vivir con nosotros, tras muchos años de estar viviendo en la Patagonia con su mamá. Vino y compartimos todo en nuestro pequeño departamento, que por suerte es de tres ambientes, lo cual permite que tenga su espacio personal. 

La verdad que es un amor de persona, es bueno, es noble, es atento, trata de esforzarse y mejorar en cada cosa que hace, aunque algunas le cuestan mucho. Vive con nosotros y trabaja con nosotros. O sea, estamos 24x7. Sí literal, porque también se tiene que ir formando y construyendo su individualidad en la gran ciudad, después de años de vivir en un pueblo, y con muy poco roce social. Mucho que aprender y mucho para acompañar. Pero se hace muy difícil, porque están arraigadas muchas costumbres, mucho apego a su mamá, y es lógico. Pero todo cuesta más, porque ahora está acá. Y es acá en donde hay que acomodarse, crecer, descubrir, formarse y desplegar sus sueños. Pero se hace más difícil porque aún carece de herramientas que le permitan llevar a cabo muchas cosas. 

Hay además una suerte de pensamiento mágico en su hacer, de comportamiento aniñado, de construcciones imaginarias que sostiene un hacer con metas muy lejanas, y hasta diría irrealizables. Ideas que flotan como en una nube, con muy poco criterio de realidad. Invertimos muchas, pero muchas horas hablando sobre estos temas. Presentando situaciones concretas que se hacen necesarias para llevar a cabo determinados proyectos. Pero todo parece caer en saco roto. O no se entiende o no se quiere entender, y sigue adelante enfrascado en estas cosas. 

Se me hace muy difícil, aunque lo quiero mucho, muchísimo. Pero me frustra enormemente cuando siendo que tal vez no soy correspondida. Y acá quizás algo de mi ego, de mi amor propio se ve comprometido. Pero dejando esto de lado, decía más en concreto, que se me hace muy difícil, porque en mi propia vida de mamá, la edad que más problemas me presentó y que más sufrí, fue la adolescencia de mis hijos. Y tal vez, porque yo no he vivido una adolescencia, porque los avatares de la vida me impulsaron a saltarla, y de la niñez me encontré de repente siendo adulta. Entonces creo que me encuentro con la carencia de empatía, en muchas situaciones que son propias de la adolescencia de los otros. 

Bueno, podrán decir que ya con 21 años está franqueada la adolescencia, pero no. En este caso yo diría que es un adolescente con todas las letras. Y tiene ritmos y tiempos muy particulares, no son los comunes a la mayoría, tanto para hacer como para pensar, como para aprender. Pero siempre está presente el yo me las sé todas, o yo ya averigüé, (por dónde? por internet obviamente, por las redes sociales...)

Y se hace difícil, muy difícil, porque aunque no es mi hijo, vive con nosotros y yo me encuentro en todas las oportunidades cumpliendo la función materna. Y se hace cuesta arriba, cuando ya mis hijos son bien  adultos, superados los 35 cada uno. Cuando ya hace muchos años que viven cada uno en su casa. Cuando ya tengo dos nietas, una transitando el final de su adolescencia y la otra ya con casi 8 años. 

Se hace muy difícil reacomodar la vida incluyendo a un tercer humano en nuestras vidas, ya armadas y organizada para compartir de a dos.

Todo es diferente hoy. Todo. Nuestros tiempos se diluyeron, se evaporaron, entre las horas de trabajo incrementado y la nueva presencia. Nuestras rutinas ya no lo son, porque no podemos pasar un domingo entero tirados en la cama, con los tres gatitos, mirando películas, tomando mates. Ahora siempre hay que estar considerando sus tiempos también. Y aunque él se adapta en algunas cosas, no deja de modificar nuestras costumbre. Es como que hay una presión silenciosa de tener que cocinar cuando no hay ganas, de tener que organizar las cosas teniendo en cuenta ahora los tiempos de otra persona. 

Y podría cualquiera decir que son cosas que suceden, que esto es la convivencia.... pero no es la convivencia elegida. No es el momento oportuno. Porque ambos pasamos ya los 60 y estamos en esos tiempos de vida, en donde se supone que nos dedicamos tiempo personal, y estando en pareja elegida ya de adultos, habiendo forjado un nuevo matrimonio, me es más que difícil retroceder en el tiempo para cumplir funciones ya superadas, y que no elijo volver a llevar a cabo, pero que me encuentro llevando a cabo. 

Y ahora que escribo creo que es esta una de las cosas que me hacen sentir tan pero tan cansada últimamente. Al punto de no tener ganas de levantarme, de solo querer dormir, de haber perdido el entusiasmo de salir, de bailar, de socializar. Y esto me da mucha tristeza, porque siento que la vida transcurre entre horas de trabajo fuera de casa y horas de trabajo en casa. Y todo se transforma en una obligación y en cosas que cumplir. 


No es elegida la situación y lo que más me angustia y entristece es que no parece ser algo transitorio, o al menos es un transitorio que se puede prolongar mucho en el tiempo, cuando yo siento que el tiempo de vida por delante, ya no es esa dimensión que en otro momento de la existencia parecía infinito. No, ahora el tiempo por delante es ese espacio bien finito. Estamos más cerca del final que del principio, aunque aún haya mucho por vivir (al menos desde el deseo y expectativa) 

Poniendo palabras al sentir, creo que es lo que más me agobia y angustia, la certeza del tiempo finito que tengo por delante, con una realidad no elegida para estar viviendo. 

Puede haber algo más angustiante que sentir que la vida, o el tiempo de la vida se escurre entre los dedos? Así me siento y así estoy. 

Confío en que esto, aunque ya hace muchos meses que lo siento, sea algo transitorio. Y espero poder encontrar un nuevo equilibrio, que me permita encontrar una nueva posibilidad de transitar la vida desde el lugar del disfrute y la alegría. Aunque sea en momentos. 

Hasta aquí mi desahogo...sin pensarlo, sin revisarlo, sin analizarlo. Sentarme, mirar la pantalla, sentir y escribir. Simplemente. 

martes, 4 de junio de 2024

Lugar íntimo


No entro cotidianamente, pero cuando lo hago... ahhhh..... qué linda sensación de re-encuentro con lo propio. Veo comentarios. No hay. En todas las publicaciones, ya desde hace un tiempo largo, no hay comentarios, y es que ni siquiera son vistas, supongo.   


No importa. La verdad no es el objetivo de este espacio el ser visto y recontra visto. Empecé hace muchos años. Al principio con mayor continuidad. Luego más espaciado. Pero siempre sintiendo mucho placer en cada instante que por aquí transito. 


A qué se debe esto? A que es un lugar íntimo a pesar de estar en internet. No es muy visitado. O quizás no es visitado. Pero es un espacio de virtualidad que me conecta directamente con emociones vividas y sentidas. Con momentos particulares, únicos. Porque cada publicación encierra una parte de mí. Tal vez, porque algún autor me moviliza y me hago eco de sus palabras, con un sentir propio. Tal vez también, porque en alguna circunstancia la publicación tiene que ver con haber volcado en mis propias palabras, mis sentimientos o mis vivencias. Como en este momento, al hacer un rápido vuelo de pájaro, sobre mis palabras y mis imágenes, resguardadas en este espacio real, pero virtual. 


Bueno, esta publicación que objeto tiene? Solo recordarme que este espacio está aqui, para mí, porque es mío, porque es una parte de mi vida. Y es lindo visitarlo. Como cuando uno abre el placard, o algún cajón del escritorio que no es habitual, y se encuentra de repente con ese papelito, o con esa fotito, que fue tirada allí, en algún momento, y que de repente apareciendo, trae consigo un montón de recuerdos. 


Así se me presenta este espacio. Es ese rinconcito del placard, ese rinconcito del cajón, ese pedacito de mí, que aparece de pronto, en un cúmulo de palabras o en alguna imagen. 



Y ahora, cierro este cajoncito nuevamente. Guardo y atesoro hasta las simples palabras y momentos, como estas, en este instante. Las guardo y me despido hasta el próximo re-encuentro. 



Nadie debería irse de este mundo sin despedirse...




Nadie debería irse de este mundo sin despedirse,
la muerte nunca debería llegar por sorpresa,
la vida deberia darnos un tiempo extra
un poco mas de tiempo para el último adiós,
para poder abrazarnos por última vez,
para decirnos todo lo que se quedó por decir,
y poder conversar hasta que no quede nada pendiente.
El final no debería ser tan triste,
la muerte no debería venir con tanta urgencia,
nos tendria que dejar a solas antes de llevarnos,
para que por un momento, por pequeño que fuera,
podamos sentarnos en el borde de la vida
y desearnos un buen viaje.

Gatitos

 


Acá está nuestra familia gatuna, por orden de aparición en nuestras vidas. 






Lemmy llegó a casa el 31 de marzo de 2021















Amelie llegó a casa el 27 de octubre de 2021
















Olivia llegó a casa el 18 de diciembre de 2023











💓 Y ya estamos hechos. 💓






jueves, 25 de enero de 2024

No dejes que tus sartenes brillen más que tú.




"Mi abuela ya dijo:
No dejes que tus sartenes brillen más que tú. No te tomes tan en serio la limpieza de la casa.
La vida es corta, ¡disfrútala!
Quita el polvo si es necesario Pero tómate un tiempo para pintar una pintura o escribir un poema, caminar o visitar a un amigo, cocinar lo que quieras, regar tus plantas...
Tener tiempo libre para beber una cerveza, nadar en la playa (o piscina), escalar montañas, jugar con perros, escuchar música, leer libros, crecer amigos y disfrutar de la vida.
Quita el polvo, muy necesario, pero la vida continúa afuera. Sabes que ese día nunca volverá
Quita el polvo muy necesario, pero recuerda que envejecerás y muchas cosas que puedes hacer ahora no serán tan fáciles de hacer en la vejez. Y cuando salgas, como todos nos iremos algún día, te convertirás en polvo también.
Y nadie recordará cuántas cuentas pagaste, ni tu propia casa, pero recordarán tu amistad, tu alegría y lo que enseñaste. "

Texto encontrado en la red. Desconozco su autor. 




No somos más que el tiempo que nos queda.









No somos más
que el tiempo que nos queda
caminando hacia el olvido
que seremos.
Es duro, pero es así.
El resto, literatura.
Lo mejor
es no pensarlo mucho:
seguir andando,
tomar cafés, enamorarse,
ver la lluvia…


Karmelo C. Iribarren