a esas trenzas sin fin y padecidas,
a ese álbum de cromos de futbolistas
inacabado siempre,
a ese juego inventado sin princesas,
(sólo sapos, lagartijas, príncipes diseñados,
figurín de colores en los tebeos rosas de las niñas)
a esos amores niños perdidos y perdurables,
a esa presencia de vecindad y amas de casa,
a ese dolor de incomprensión,
a ese no hagas eso que no estará bien visto,
a ese castigo por reiteración en la conducta,
a ese juego de médicos, enfermos y enfermeras
y a ese descubrimiento de agujeros negros
y a ese escalofrío de la carne;
a esa orfandad del saber
a esa búsqueda de querer vivir sabiendo,
a ese grito de ayer entrecortado siempre,
a esa pregunta sin respuesta nunca,
a ese vuelo al vacío con caída sin red,
a esa ternura,
a esa niña que fui que nadie comprendía,
a ese gorrión que nunca quiso ser desasosiego,
alguna vez y aunque no me lo pregunte nunca
me gustaría contarle muchas cosas.
María Dolores Almeyda, "Para esa niña que fui", poema incluido en el libro Instrucciones para cuando anochezca.
Disponible en la web de Editorial Anantes www.anantescultural.net , en librerías y en Amazon.