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Fotos, pensamientos, canciones, fragmentos y momentos. Vida.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Ufffff, pasa el tiempo

 

Acá, un día de primavera pero al mejor estilo de un otoño gris. Lluvia  que no cesa, incansablemente desde ayer. Frío. Pero ese frío que te cala los huesos, lleno de humedad. Increíble pensar que estamos en medio de la estación florida y llena de colores. 

Bueno. Este día gris, sentada aquí, escuchando la lluvia, se me dio por recorrer algunos sitios de mi compu. Y me vine para aquí, al armarito de mi blog. 

Y pucha... cómo pasa el tiempo. Hace exactamente un año y un mes ya, que no pasaba por aquí. Lo tengo olvidado a mi armarito de recuerdos y vivencias.... Pero es que a veces el tiempo, incansablemente también, como la lluvia de hoy, pero de forma más continua y persistente, no deja de pasar y pasar y pasar. 

Saben qué? me jubilé. Sí, hace un año me jubilé. Momento tan esperado, pero tan esperado, y con un proceso que en el medio tuvo miles de inconvenientes. Porque lo administrativo, y que no dependía de mí, iba trabando el avance. Lo administrativo a cargo de determinadas instituciones, que en lugar de tener todo en regla, al menos para sus empleados, hacían las cosas a medias, y llegado el momento, claro, faltan cosas o evadieron cosas.... Lamentable. Pero también lamentable que uno se termina acostumbrando a que estas cosas pasen y las naturaliza. 

Punto y aparte. Ya pasó. Ya me jubilé. Ya pasó un año. Y la vida continúa. 

Continúa la vida y siempre es un re-descubrimiento. De mí misma. De mis afectos. De la gente que voy conociendo y que se cruza en el camino. 

Siempre pensé que este espacio es parte de mis días y mi vida. Que voy guardando pedacitos de mí. Hoy no es el momento de guardar algo poético ni técnicamente literario. Es simplemente retomar mi espacio, llenar el vacío virtual de momento real, porque estoy acá sentada, mirando fotos, escribiendo, sintiendo, el sonido de la lluvia, el silencio de la casa, el suave crepitar del fueguito de la estufa. Sí, de la estufa, porque en esta primavera otoñal, bajó mucho la temperatura. Y se impone regalarme calorcito. Al cuerpo y al alma. 

Porque estos días así, convengamos que en general, no desbordan de alegría y de colores. Son grises. Y a veces hay que hacer un esfuerzo para llenarlo de colores, o al menos encontrar colores para pintar instantes. 

Y bueno, así es este momento. Nada elaborado, simplemente el suceder de palabras recorriendo este blog. 

Ya casi que se acerca el fin de año... increíble. Cómo pude dejar pasar todos estos meses sin dedicar tiempito para dejar huella por aquí... Esto me hace pensar, en cuántas veces dejamos pasar el tiempo sin ni siquiera evaluar o considerar en dónde quedan esos momentos de placer con uno mismo. Porque para mí, sentarme acá y escribir es eso. Un momento conmigo misma. Un momento de rememorar. Un momento de dejar en palabras alguna de mis vivencias. 

Pero tampoco quiero sumar gris a este día que ya lo está. No voy a reprocharme que pasaron días y meses y no estuve por acá. No me voy a reprochar la falta de cuidado para proteger estos momentos. No me voy a reprochar nada, porque simplemente la vida es esto. La vida tiene movimiento, y el tiempo que no estuve por aquí, igual pasó, existió, también dejó huella, también implica mi vida sucediendo. 

Igualmente, no puedo evitar pensar en el por qué. Por qué nos dejamos envolver en la vorágine del acontecer de los días y no nos detenemos en esas pequeñas cosas, que son tan importantes y grandes, porque en realidad son lo que nos constituye. 

También pienso ahora, esta forma de dejarlo escrito. En primera persona del plural.... Por qué? no quiero generalizar. Es mío esto que estoy escribiendo. Soy yo. Así que vamos a la primera persona del singular, YO. 

Y quizás al pensar en el por qué pasó el tiempo y quedaron tantas entradas sin escribir... encuentro por respuesta que hay momentos para todo. Y todos estos momentos que quedaron sin ser escritos, fueron igualmente vividos y sentidos. Me jubilé decía anteriormente. Y esto sí que es todo un trabajo interno de reacomodamiento, de re descubrimiento, de re valorizar los tiempos, las necesidades y los intereses. 

Y debo confesar que no me fue fácil todo el tiempo. A pesar de haber estado anhelando profundamente llegar a esta instancia, porque estaba verdaderamente cansada, diría agotada, estresada. Porque en el final de la carrera laboral y profesional, hace unos añitos atrás, 2020, para ser más precisos, arrasó con todo la pandemia. Y esto sí que fue un cimbronazo. Muchas vidas se fueron, momentos de extrema gravedad para otros, angustia para casi todos. El trabajo remoto, las clases virtuales, las reuniones por zoom, nada de esto colaboraba para encontrar la paz. Tiempos difíciles que vivimos todos. 






Por suerte, pude encontrar en tantos momentos de agobio, la paz y lo reconfortante de estar en un hogar
que construimos con tanto amor. La paz y felicidad de estar casada y compartir mis días con el hombre que me acompaña en todo y amo. 



El amor en cuatro patitas, con los dos gatitos hermosos que adoptamos y que son parte de nuestra vida, de nuestros días y nuestras noches. 










Estos gatitos que vinieron a multiplicar el amor, después de la partida, también en pandemia, de Lucy, que nos acompañó tantos años, y que nos dejó tantas enseñanzas. 



Bueno, hoy ya más estabilizada con todos los cambios existenciales que implica entrar a este período de la vida en que uno se acoge a los beneficios de la jubilación. 

Por suerte, siento enorme y gran vitalidad. No me amedrenta este paso del tiempo, al menos hasta ahora. 

Encontré el placer de disfrutar el tiempo sin los condicionamientos estructurados del reloj. Puedo acomodar los tiempos un poco a mis necesidades, mis ganas. 

Hago gimnasia con mucha frecuencia, casi todos los días. Lo hago por una plataforma, online, con una profe de España. Y estoy entusiasmadísima con esto. 


Estoy trabajando, sí, sigo trabajando, porque tampoco me puedo imaginar los días sin una actividad laboral. Pero un giro de 360° en el trabajo. Porque pasé de ser terapeuta en niños, docente con niños, y docente con adultos, a trabajar con las manos, artesanalmente, con la madera, en la carpintería que Delfor tiene hace añares. Aprendiendo el oficio, con ganas, disfrutando y transitando este camino juntos a la par. Ahora también en el trabajo. 

Qué más?  Bueno, por ahora dejamos acá. Solo quería pasar, dejar unas instantáneas pensadas y sentidas, en mi espacio de palabras, imágenes y sensaciones. 

Trataré de retomar y estar presente por acá con más continuidad. Es un espacio virtual que armé con muchísimo cariño y quiero mantener. Es parte de mí. 

Hasta la próxima.