Mis pequeñas cosas

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Fotos, pensamientos, canciones, fragmentos y momentos. Vida.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Balance... termina un año. Adiós 2012

Un año difícil se está yendo. Las últimas horas siguen avanzando hacia el final... Los recuerdos pasan, se presentan, se esconden, vuelven a aparecer en imágenes, en sonidos, en palabras. 
Me dibujan una sonrisa por momentos, irrumpe en llanto ahogado y sin consuelo en otros. 

El tiempo no vuelve atrás, pero queda guardado por siempre en el recuerdo, en la estampa de la historia, y está allí , aunque se haya ido.


Del tiempo transcurrido me quedan los recuerdos, la experiencia, los errores y los aciertos, la gente que amo, el trabajo realizado, me quedan las huellas del camino recorrido los dolores y la ausencia, las alegrías compartidas. 


El tiempo sin retorno, el que avanza implacable desde siglos. Una arruga más, una cana, una sonrisa, una lágrima..., la vida que continúa abriéndose paso entre las horas.

Algo queda atrás, un año termina,  pero el tic-tac, tic-tac, tic-tac ... de los relojes me recuerda en este ritmo uniforme que no cambia, que el tiempo avanza obstinado hacia el futuro. 


Hago balance ... queda mucho por hacer...



SilRed
31-12-12







Hago balance
y repaso viejas fotos.
Ya no soy aquel muchacho
con relámpagos en los ojos.

Conservo miedos 
por los que aún debo cantar. 
Aún siento el vértigo helado 
al echar la vista atrás.

Aún me emocionan 
viejas luchas, 
el “No pasarán”. 
Me duele América. 
Amo viajar. 
Sueño y milito 
en tu risa, 
en la amistad. 
Leo tebeos. 
Odio madrugar.

Aún creo en la utopía 
y no soy el mejor hombre. 
Reconozco que me cansa 
dar siempre explicaciones.

Quiero que sepas 
que, aunque arrastro mis fracasos, 
si quieres contar conmigo, 
aún guardo fuego en mis manos.

He aprendido 
a hacer maletas 
y a comer solo. 
A reparar espejos rotos. 
Sé del tesoro 
de las cosas más pequeñas, 
no siempre sé 
lo que tiene urgencia.

Hago balance. 
Queda todo por hacer. 
Si tú quieres te acompaño. 
No soy más que lo ves.

Disco: Acuérdate de vivir 
Letra: Ismael Serrano 
Música: Ismael Serrano


domingo, 30 de diciembre de 2012

Siempre estarás...



Una fotografía, un instante congelado 
de ese tiempo que no vuelve, 
y que guarda en esa imagen fragmentada, 
todo un sentimiento que perdura, 
aún en la distancia, aún en la ausencia, 
aún en el sin-tiempo-sin-sentido, 
aún en el sin-sabor de no tenerte conmigo...





La imagen, de nuestro último nuevo año juntos (2011).
Hubo un año nuevo más, pero ya no pudimos tomarnos una fotografía.
El festejo de los fuegos y los brindis, recibían al nuevo año... pero empezaban también a anunciarnos tu partida.

                                                                                   
                                                                                     Así, como en esta imagen...
                                                                                     Así, siempre estarás.
                                                                                     Siempre estarás, en mí...




Silvia Red
Diciembre 2012

También, a veces, hay esos días...


Hay esos días en que todo parece nada. Esos días en los que la pregunta me envuelve y me tortura. Para qué estoy parada en esta vida? Cuál es mi función entre todas las cosas que recorro y me recorren.
Parece por momentos que una máquina de andar, de hacer, de pensar, de cumplir, no dejara espacio y tiempo disponible para el dolor. Todo parece seguir la inercia impalpable de la cotidianeidad y el apresuramiento.

Y es que cuando todo sigue la corriente y se hace, y se hace, y se hace, y se hace más.... en dónde queda el lugar y el espacio para que asome tímidamente a decir, acá estoy, esta tristeza.
Entonces resulta que vuela una pluma, que suavemente una brisa me toca el rostro, que una palabra al descuido, me rompen el alma en pedazos, inexplicablemente, desmesuradamente, y entonces rompe el llanto, desbordando el cuerpo.

Entonces no hay espacio, no hay lugar, en el que sienta que me pueda refugiar. La soledad toma la dimensión de inmensurable.... Es un espacio sin límites, extenso más allá del horizonte, y sin embargo aprieta y oprime como varios talles menos en la ropa. Ahoga, asfixia, mata.

Y es en estos momentos en donde más anhelo un abrazo tierno y cálido, pero en silencio, sin dar explicaciones. Una mirada que comprenda solo en silencio y sin tocar.

Ojalá no abrazara con tanta fuerza el dolor....Ojalá soltara sus brazos y dejara volar la pena hacia el olvido.
Ojalá, ojalá.. ojalá no estuviera tan triste. Ojalá no doliera tanto.
Ojalá no se me cruzara, intempestivamente,  esa maldita idea de pensar: qué sentido tiene estar aquí....


Silvia Red
Enero 2012


Fotografía...




"Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños, pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros. No se trata de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento, de o perder eses brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra, o la carrera trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de leche. Mibhel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa (...)








(...) Creo que sé mirar, si es que algo sé, y que todo mirar rezuma falsedad, porque es lo que nos arroja más afuera de nosotros mismos, sin la menor garantía (...) De todas maneras, si de antemano se prevé la probable falsedad, mirar se vuelve posible, basta quizá elegir bien entre el mirar y lo mirado, desnudar a las cosas de tanta ropa ajena. Y, claro, todo esto es más bien difícil. (...)










(...) Levanté la cámara ... seguro de que atraparía por fin el gesto revelador, la expresión que todo lo resume, la vida que el movimiento acompasa pero que una imagen rígida destruye al seccionar el tiempo, si no elegimos la imperceptible fracción esencial. (...)

(...) nunca se me había ocurrido pensar que cuando miramos una foto de frente, los ojos repiten exactamente la posición y la visión del objetivo; son esas cosas que se dan por sentadas y que a nadie se le ocurre considerar. (...)"

Julio Cortázar
Fragmentos de "Las babas del diablo"

sábado, 29 de diciembre de 2012

La Orquesta del Titanic. Serrat-Sabina


La Orquesta del Titanic.
Presentación en abril 2012 en el Luna Park.
Video realizado con las fotografía que tomé ese día en la presentación.



Utopías. Mario Benedetti

Utopías. 

Lo imposible es una burla de los dioses. Fue por eso que éstos desparecieron. No fueron capaces de nadar en ese río, nadar en la nada. Todos venimos al mundo con la obsesión de un imposible. Y cuando tomamos conciencia de que el imposible es eso: un imposible, ya es tarde para refugiarnos en la sensatez. 

Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido. Algunos lo llaman utopía, pero la utopía es más seductora. No tiene puertas cerradas como lo imposible. No nos desprecia como lo prohibido. La utopía tiene la gracia de los mitos, la maravilla de las quimeras. Si tenemos ánimo, paciencia y un poco de ilusión, podemos navegar en la barcaza de la utopía, pero no en el acorazado de lo imposible.Lo prohibido es un desafío que casi siempre nos derrota. La única posibilidad de vencerlo, es llevarle la contra a los pontífices, que siempre han sido los jefes de lo prohibido. También lo son los dictadores, pero los pontífices al menos no tortura. 



A veces lo imposible lo llevamos en el ánimo, y éste no es capaz de dar el salto sobre lo prohibido. Y si como excepción alguien se anima a dar el salto, se encontrará con que lo prohibido es un abismo. Y entonces chau.

Mario Benedetti.
En "Vivir  adrede"


Después de las fiestas. Julio Cortázar


Después de las fiestas :


Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,


qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,


eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.

Julio Cortázar



Bolero. Julio Cortázar




Bolero


Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Julio Cortázar




viernes, 28 de diciembre de 2012

Cumpleaños de Joan Manuel Serrat. 69 años.


27 de diciembre de 2012
Joan Manuel Serrat cumple 69 años
Este video está realizado con fragmentos escogidos especialmente del repertorio de sus canciones, acompañados de edición y composición fotográfica

Los fragmentos escogidos de sus canciones, intentan ser un pequeño relato de las emociones que acompañan los distintos momentos de una vida, en este caso la suya.



Las canciones elegidas para armar el relato:
-A quien corresponda
-Mediterráneo
-Mi niñez
-Vagabundear
-En cualquier lugar
-Cantares (de A. Machado)
-De vez en cuando la vida
-LLegar a viejo
-Aquellas pequeñas cosas
-Para vivir

Con la admiración de siempre, desde mis seis años, y acompañando siempre los pequeños y grandes momentos de mi vida.

Un pequeño homenaje en el día de tu cumpleaños.

Muchas felicidades Joan Manuel!!!

Con el deseo de que siga siendo el mejor pensamiento al despertar en la mañana: "Vivir, para vivir... sólo vale la pena VIVIR PARA VIVIR"

Silvia



sábado, 22 de diciembre de 2012

El niño cinco mil millones. De Mario Benedetti.


"En un día del año 1987 nació el niño Cinco Mil Millones. Vino sin etiqueta, así que podía ser negro, blanco, amarillo, etc. Muchos países, en ese día eligieron al azar un niño Cinco Mil Millones para homenajearlo y hasta para filmarlo y grabar su primer llanto.

Sin embargo, el verdadero niño Cinco Mil Millones no fue homenajeado ni filmado ni acaso tuvo energías para su primer llanto. Mucho antes de nacer ya tenía hambre. Un hambre atroz. Un hambre vieja. Cuando por fin movió sus dedos, éstos tocaron tierra seca. Cuarteada y seca. Tierra con grietas y esqueletos de perros o de camellos o de vacas. También con el esqueleto del niño 4.999.999.999.

El verdadero niño Cinco Mil Millones  tenía hambra y sed, pero su madre tenía más hambre y más sed y sus pechos oscuros eran como tierra exahusta. Junto a ella, el abuelo del niño tenía hambre y sed más antiguas aún y ya no encontraba en sí mismo ganas de pensar o creer.

Una semana después el niño Cinco Mil Millones era un minúsculo esqueleto y en consecuencia disminutó en algo el horrible riesgo de que el planeta llegara a estar superpoblado."






Hoy y la alegría. Un cuento de Mario Benedetti.

Mario Benedetti y uno de sus maravillosos cuentos cortos.
Un bella forma de describir un imaginario, un deseo, una irrealidad para dar cierto sentido a una realidad que busca el encuentro con el ideal soñado.


Así lo expresa en uno de los párrafos:



"En realidad usted fue siempre una imagen. La imagen que yo creé a partir de un conjunto de anhelos, de deseos incumplidos, de pequeños fracasos, exactamente como creé mi pequeño monstruo a partir de una mancha de humedad o como inventé un títere a partir de Laurita en el espejo. 




Usted fue la imagen de la mujer segura, la mujer con enorme capacidad de sacrificio, la infatigable presencia humana que yo hubiera aprendido a amar. Usted fue la criatura mía, solamente mía, la que yo inventé a fin de que mi ideal no permaneciera eternamente abstracto..."




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"Poco importaba que no fuera domingo ni primavera. Igual me sentía dispuesto a que algo extraordinario me purificase. En realidad, son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre, alegre sin ruedas de café ni cantos nauseabundos a la madrugada, ni esa pegajosa, inconsciente tontería que antes y después nos parece imposible; alegre de veras, es decir, casi triste.

Usted no podía saber que hoy, recién despierto, yo había admirado el lago de cielo -nacido, durante mi sueño, en la ventana abierta- que rozaba el pelo rubio de mi mujer. De mi mujer silenciosa, encuadrada en su costumbre, a los pies de la cama. Logré descubrirle, a pesar del contraluz, cuatro o cinco gestos, cuatro o cinco expresiones nuevas, tan sorpresivas, que me hicieron sonreír. No dijo nada, pero su silencio no alcanzó a incomodarme. Simplemente me pareció tonto explicarle que recién hoy había advertido un pasaje inédito de su rostro de siempre. Ni siquiera estaba seguro de no haberlo inventado.


sábado, 17 de noviembre de 2012

Apenas un recuerdo.


Foto y edición SilRed


"...apenas fue un instante, un breve destello de luz, lo suficiente como para dejarte paralizado en la mitad de la acera contra corriente de todo... y se le llena a uno la cabeza de recuerdos...
El caso es que entonces uno queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo..."

Ismael Serrano. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto....

De Oliverio Girondo


    
Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido.
Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos momentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las discusiones y las escenas de familia.
¡Qué desconocimiento de las formas! ¡Qué carencia absoluta de compostura! ¡Qué ignorancia de lo que es bien morir!
Ni un conventillo de calabreses malcasados, en plena catástrofe conyugal, daría una noción aproximada de las bataholas que se producen a cada instante.
Mientras algún vecino patalea dentro de su cajón, los de al lado se insultan como carreros, y al mismo tiempo que resuena un estruendo a mudanza, se oyen las carcajadas de los que habitan en la tumba de enfrente.
Cualquier cadáver se considera con el derecho de manifestar a gritos los deseos que había logrado reprimir durante toda su existencia de ciudadano, y no contento con enterarnos de sus mezquindades, de sus infamias, a los cinco minutos de hallarnos instalados en nuestro nicho, nos interioriza de lo que opinan sobre nosotros todos los habitantes del cementerio.
De nada sirve que nos tapemos las orejas. Los comentarios, las risitas irónicas, los cascotes que caen de no se sabe dónde, nos atormentan en tal forma los minutos del día y del insomnio, que nos dan ganas de suicidarnos nuevamente.
Aunque parezca mentira —esas humillaciones— ese continuo estruendo resulta mil veces preferible a los momentos de calma y de silencio.
Por lo común, éstos sobrevienen con una brusquedad de síncope. De pronto, sin el menor indicio, caemos en el vacío. Imposible asirse a alguna cosa, encontrar una asperosidad a que aferrarse. La caída no tiene término. El silencio hace sonar su diapasón. La atmósfera se rarifica cada vez más, y el menor ruidito: una uña, un cartílago que se cae, la falange de un dedo que se desprende, retumba, se amplifica, choca y rebota en los obstáculos que encuentra, se amalgama con todos los ecos que persisten; y cuando parece que ya se va a extinguir, y cerramos los ojos despacito para que no se oiga ni el roce de nuestros párpados, resuena un nuevo ruido que nos espanta el sueño para siempre.
¡Ah, si yo hubiera sabido que la muerte es un país donde no se puede vivir!





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Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1891 en  Buenos Aires en el seno de una familia adinerada, lo que le permitió desde niño viajar a Europa. Gracias a esto estudió en París y en Inglaterra. Escribió y publicó desde muy joven.
Participó en las revistas que señalaron la llegada del ultraísmo (la primera vanguardia que se desarrolló en Argentina), como ProaPrisma y Martín Fierro, en las que también escribieron Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández y Leopoldo Marechal, la mayoría de ellos del Grupo de Florida que en contraposición al Grupo de Boedo se caracterizaba por su estilo elitista y vanguardista.Girondo fue uno de los animadores principales de ese movimiento. Y ejerció influencia sobre poetas de las generaciones posteriores, entre ellos el surrealista Enrique Molina, con quien tradujo Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud.

domingo, 4 de noviembre de 2012

La boca. Mario Benedetti.



Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.

Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: « ¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo? » A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas. » En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. « ¿Y si me fuera cuando empieza ese número? » « Bueno », contestó el padre, « así, sí».

La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron -ahora sí- los payasos.

Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.


Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido, la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?»

Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír
.


Enamorarse y no. Mario Benedetti

Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo. 

Mario Benedetti





domingo, 14 de octubre de 2012

Se va el verano. Ismael Serrano


Es septiembre y apenas sé nada de la vida.
He nadado en el mar primigenio,
aquel del que escaparon los primeros fugitivos
que treparon al árbol del pecado.
He percibido radiación de fondo,
sombras de la primera explosión,
en lo oscuro de un cuarto a las 4 de la tarde.
Todos los otoños son los primeros
cuando las hojas amarillas se apartan de tu paso,
cuando todos los misterios dibujan de nuevo
un interrogante alado en la arena de mis playas.
Es verdad que el tiempo me ha enseñado
que no todas las derrotas son hermosas,
que no todos los borrachos son hombres sabios
con polvo estelar en sus zapatos,
pero no por eso he perdido la costumbre
de buscar amaneceres que nos nombren.

Como quien busca a tientas la salida
o el interruptor, en lo oscuro 
de una casa sin relojes ni bombillas,
como quien recibe cartas de un extraño,
factura de promesas que incumpliste,
lloramos cansados y perdidos.
Velamos al verano. Ya se han muerto
los días del espejismo en que juramos
tendidos en la playa: no regreso,
que vengan a buscarme. No regreso.

Y aquí estamos. 
Reconociendo mi ignorancia ante la vida,
buscando algún refugio en los poemas,
en la cama deshecha por tu insomnio,
en las pecas de tu rostro que se alejan
como aves migratorias que prometen
regresar cuando el invierno nos de tregua.

Arde septiembre como los bosques de un verano
descalzo, maltratado y aturdido.
Y en su luz curamos el jet lag,
y yo, que apenas sé nada de la vida,
intuyo que ésta, la vida digo, nos espera
luminosa y escondida allí, en tu vientre,
hablando el idioma de las caracolas
nombrándome en la noche mientras duermo.

Ismael Serrano. 
Septiembre 2012


No reconozco. Ismael Serrano


No reconozco a ese tipo que mira asustado 
desde el espejo de las escaleras mecánicas. 
Allá donde todos miran buscando, qué sé yo,
tal vez una sumergida Atlántida 
o un mechón rebelde, 
algo perdido entre los recuerdos o los dientes. 
Será simplemente que no estás a mi lado.

Salgo a la calle después de comprar viejos discos 
que me recuerden, como no, a ti. 
La distancia y el amor tienen esa costumbre 
de mezclar el placer con las ganas de sufrir.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Hachiko. Una historia real de lealtad y fidelidad.





 Hachiko nació en noviembre de 1923 en la provincia de Akita, al norte de Japón. Era un perro de raza Akita, macho y de un intenso color blanco. 

La suerte iluminó a Hachiko cuando a los 2 meses de edad fue enviado a la casa del profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó a su hogar, cerca de la estación Shibuya, y allí demostró ser un bondadoso y amable dueño. El perro por su parte lo adoraba. 





El lugar de espera de todos los días.

Desde luego, Hachiko no podía acompañar a su amo hasta la universidad. Pero lo que sí hacía era dejar la casa todas las mañanas con el profesor y caminaba junto a él hasta la estación Shibuya.

El perro observaba como su dueño compraba el billete y luego desaparecía entre la multitud que abordaba el tren. Más tarde, Hachiko acostumbraba sentarse en la pequeña plaza y esperaba allí a su dueño quien regresaba de su trabajo por la tarde.


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domingo, 16 de septiembre de 2012

Toda la vida es ahora. Pablo Guerrero

Toda la vida es ahora.
Pablo Guerraro - Paco Ibarra










Arden las hojas en los parques sin luna
rueda el firmamento en el agua.
Dueña del reino de la buena fortuna
toma mi canción más embrujada.

¿Cómo decirte que se aleja una nube
y que tengo miedo a que me abandones?
¿Cómo pedirte que me tengas presente
allá en el infinito de tus constelaciones?

Acércate.
Siento que toda la vida es
Ahora

Llevas los barcos a ciudades sin mares
salvas a los que naufragaron.
Guardas el eco de lo que haya existido
reina paciente de los desamparados.

¿Cómo decirte que desatas la música
que te veo y quiero enamorarme?
¿Cómo contarte que me encuentro perdido
en la belleza de tus soledades?
(1992)